Y de postre quiero un tomate
- ¿Qué quieres de postre?
- De postre quiero un tomate.
- ¿Un tomate?
- Sí, es que hoy he aprendido en el cole que el tomate es una fruta.
La lógica de mi sobrino es aplastante, pero, ¿es realmente una fruta?
¿El tomate es una fruta?
Sí y no. Fruta, como tal, no es un concepto biológico, sino gastronómico y se refiere al tipo de frutos dulces y agradables que solemos consumir (aunque no específicamente) en el postre. Ésta definición se basa más en el uso que en las características propias del alimento, por lo que puede resultar confusa. Lo que sí está claro es que el tomate es un fruto, ya que se desarrolla a partir del óvulo de la planta y contiene las semillas de la misma. Atendiendo a esta definición, también son frutos los pimientos, calabacines, café o lentejas.
La polémica sigue servida
Que el tomate sea fruta o verdura podía parecer en un principio irrelevante (que cada cual se lo coma cuando le apetezca) pero cuando hay impuestos de por medio la cosa se pone seria. Esto ocurrió a finales del sXIX en EEUU, donde comenzó a gravarse la importación de verduras. Al llegar el primer cargamento de tomates surgió el dilema, los productores decían que era fruta (y así se libraban de pagar el impuesto) y las autoridades que verduras (estaba claro ¿no?) Al final tuvo que intervenir la justicia y en 1893 la Corte Suprema dictaminó que era verdura, a pesar de la oposición de la comunidad científica.
Según la Unión Europea, en cambio, es un fruta desde 2001 (no es que antes fuese verdura, es que la ley salió ese año) Así que un tomate sale de Europa siendo fruta y llega a EEUU siendo verdura, esta es la grandeza de nuestros tiempos.
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