Bébete el zumo, que se le van las vitaminas.


En mi casa, de toda la vida, el zumo hay que bebérselo recién exprimido. Cuando estaba en casa de mi abuela, me despertaba temprano para que me lo tomara, para que no se le fueran las vitaminas.
Pero ¿por qué? ¿Qué hay de realidad en algo que hemos vivido todo el mundo en la infancia?

No se van las vitaminas...

No se sabe de dónde surgió el mito. Sí que es cierto que cuando pasan algunas horas, el zumo de naranja cambia de sabor, volviéndose más amargo, pero esto es debido a la oxidación que sufre el zumo en sí, no le afecta a las vitaminas (varían las propiedades organolépticas no las nutricionales).
La vitamina C es inestable sólo a temperaturas muy altas, algo que no suele ocurrir en una casa media, sin esta condición, el valor nutricional completo del zumo puede durar hasta 12 horas.

Tampoco previene ni cura el resfriado

En este caso sí sabemos cual fue el origen de esta creencia, y es que, un doble premio Nobel (Química y Paz ni más ni menos) aseguró que grandes dosis de vitamina C nos protegían contra los resfriados (entre otras cosas) Multitud de estudios no han encontrado evidencias sobre esta afirmación, ni lo previene ni lo cura, aunque sirve para paliar muchas otras enfermedades como la hipertensión, cáncer, dolencias cardiovasculares, e incluso, el estrés. Por cierto, el Nobel era Linus Pauling. 

Acerolas a tope de vitamina C

CURIOSIDADES
La naranja, con toda su fama no es ni mucho menos el alimento con más vitamina C. Le gana el kiwi la fresa y el pimiento rojo, por citar algunos, aunque sin duda, la clara vencedora es una fruta tropical parecida a la cereza llamada acerola. 100 g de esta fruta contiene 30 veces la cantidad de vitamina C recomendada por la OMS.

Comentarios

Lo más curioso

Sentinel del Norte ¿la isla irreductible?

2019: el año de la tabla periódica

La leche sin lactosa tiene lactosa