Me pongo colorada...

cuando me miras, me pongo coloraaaaaada.

Cantaba Papá Levante y yo las entendía tan bien...

¿Por qué nos ruborizamos?

- Me voy a ir poniendo cada vez más colorada, prácticamente granate, pero tranquilas, no exploto-

Esta frase se convirtió en mi introducción personal cuando tenía que hablar en público durante la carrera. Y es que yo he sido de ponerme muy colorada siempre, algo que quizá durante la adolescencia me fue incómodo, pero a base de entender por qué y de tomármelo con humor (mucho humor) se fue desvaneciendo.

Ruborizarse es una reacción fisiológica provocada por el sistema simpático. El sistema nervioso

Ruborizarse es una señal de alerta

simpático es el encargado de ponernos en funcionamiento cuando percibimos algún peligro. Para entenderlo hay que remontarse a la evolución del ser humano, allá, antes de que el ser humano fuese humano, el cuerpo se preparaba para la amenaza de forma explosiva para permitirnos luchar o correr. Había que bombear sangre, tensionar músculos, dilatar pupilas, aumentar la capacidad pulmonar... Tenía sentido ¿no? Ahora en cambio los "peligros" son distintos a los que eran, pero no nuestra forma de enfrentarnos a los mismos, una taquicardia en un atasco no es adaptativa, una vasoconstricción en una entrevista de trabajo, tampoco, pero ahí están.

La percepción de peligro o amenaza es inconsciente como lo es también la respuesta autónoma que el cuerpo da a la misma, por esto no somos capaces de controlar el hecho de ruborizarnos. El corazón bombea más sangre y por lo tanto más llega los vasos, lo que, en lugares como la cara, el cuello y las orejas, donde la irrigación es mayor y están a un nivel más superficial, se nota.

La ruborización se puede controlar con técnicas psicológicas e incluso quirúrgicas, pero, si es tu caso, y te pones roja con mucha facilidad, la ciencia dice que el resto te percibimos como más confiable y honesta, incluso más atractiva, así que no es del todo malo ¿no?