Pareidolia y el "Indio de Antequera"



Al pasar por Antequera es inevitable ver esta roca, realmente llamada Peña de los Enamorados, que todo el mundo percibe como un perfil humano: el indio de Antequera. ¿Por qué algo a priori amorfo es percibido claramente y por la mayoría como una cara? Pues debido a un fenómeno psicológico: la pareidolia.

Pareidolia

El Indio de Antequera, las caras de Belmez o el Cristo en la tostada tienen una cosa en común: la capacidad humana de encontrar patrones en estímulos aleatorios.
Debido a la cantidad ingente de información sensorial que recibimos, nuestro cerebro aprendió a establecer relaciones para no tener que procesar los estímulos de uno en uno y cada vez. Esto tiene una alta importancia evolutiva pero también nos dejó algunos "errores" como es el caso de la pareidolia. Vemos formas en las nubes, escuchamos palabras en nuestro idioma en canciones extranjeras, reconocemos caras en los objetos cotidianos como forma de encontrar sentido a lo que nos rodea. 

La maleta no quiere (tampoco) volver de vacaciones

¿Por qué caras?

Lo más común es percibir caras humanas en los objetos más inusitados debido a la importancia que para el ser humano ha tenido evolutivamente el reconocimiento facial. Tras una cara había una persona que no sabíamos si era amiga o enemiga. Una rápida percepción junto a su interpretación, podía salvarnos la vida. Es una capacidad tan primaria que se ha comprobado que recién naces, eres capaz de "diferenciar" una cara humana de algo que no lo es. Androcentrismo puro, vaya. Pero eso ya lo sabíamos.



¿Sabías que se han encontrado caras hasta en Marte?


Esta foto fue tomada en 1976 en la región de Cidonia de Marte. Hasta la descripción técnica de la foto comenta el parecido de esta meseta con una cara. Os podéis imaginar las teorías conspiranoicas que surgieron a raíz de su publicación...

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